Compraba todas las olas que podía, sueño mío.
Debía regalártelas el día que nos viéramos
Debías sentir el tacto del viento en tus manos de nácar.
Pero me fui y nunca me llamaste,
se quedaron mis olas preguntando por tus suspiros, amor mío.
Las olas enamoradas
regresaron por caminos de clavos,
trepando por colinas secas
trepando por los flujos de las lloviznas.
Me fui doblando esquinas sin calles
Me fui con el espanto en las lágrimas
Y nunca llegué a la tierra
donde flotan las hojas verdes
de tus ojos verdes.
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